Rubén Flores

Archive for noviembre 2020|Monthly archive page

Los mejores impuestos

In Impuestos, Libertario on noviembre 9, 2020 at 11:51 am

No me maten, libertarios.

Los mejores impuestos, y en eso estamos de acuerdo todos y no sólo los libertarios, son inexistentes o muy bajos. Pero acá quiero exponer otra idea.

Dicen que el mejor momento para plantar un árbol era hace 10 años y que el segundo mejor momento es justo ahora. Se sabe también que en los negocios la mejor respuesta es un sí, pero la segunda mejor respuesta es un no rápido; así podemos mover nuestra energía y recursos a otra cosa en lugar de estar dando topes donde no hay decisión.

Este concepto se conoce como menos-que-óptimo (less-than-perfect) y HBR lo utiliza para enfocar la energía a las cosas más importantes, las actividades clave (ver: principio de Pareto), dejando en segundo término las actividades secundarias. Ejecutándolas, no de manera mediocre, pero sí en un afán debajo del óptimo.

Aquí la propuesta: Los mejores impuestos son los inexistentes o muy bajos, los segundos mejores son los fijos.

Nótese que no estamos determinando la cantidad, si son bajos o altos, si son al ingreso o al consumo, si son automáticamente descontados o dependen de la voluntad del contribuyente (y/o la capacidad persecutoria de la autoridad). No, nada de eso importa, lo importante es que las reglas sean fijas, que aunque sean complejas (claro que sería mejor que fuesen sencillas) sean las mismas cada año; aunque sean altos, se aprenderá a navegarlos; aunque sean injustos, serán medibles.

No es lo óptimo. Es lo siguiente, es menos-que-óptimo.

El problema no eran los pluris (y una propuesta radical)

In Uncategorized on noviembre 4, 2020 at 3:56 pm

…Lo cual no quiere decir que sean, ni por accidente, parte de la solución.

Vamos a generalizar, que el tamaño del estado no se mide por la cantidad de políticos sino por la injerencia que ejerce en los ciudadanos y la cantidad de decisiones que toma en lugar de sus ciudadanos.

Una cámara de diputados de 500 monigotes con dietas insultantes son más baratos que un sólo hombre tomando —y dejando de tomar— decisiones que empobrecen a un país. Que quiten o pongan a un cachito más de plurinominales afecta en exactamente cero, si las decisiones las toman de espaldas y a oscuras tres personas.

Pero no se vaya, damita, caballero.

Le tengo una propuesta.

En lugar de diputados, contratar proxies. Que en lugar de candidatos que prometen las perlas de la virgen, ellos sean los que paguen por una licencia de votador proxy igual o muy similar a la fiat que obtienen actualmente los notarios públicos o los corredores públicos.

Así, ellos le cobrarán a usted una cuota de un liberdólar por voto. Un líberpeso, pues. Y usted les entrega el proxy para votar en ciertos asuntos por usted en las decisiones que se requieran tomar en un formato legislativo muy distinto al que existe ahora.

Así, un votador proxy con muchos contratos de proxy será un votador con mucho poder, pero un votador proxy con una persona muy rica detrás de él, no podrá (directamente) votar muchas veces. (Carajo, juro que hasta ahora mi propuesta era perfecta… Habrá que ver como hacer que no se compren votos descaradamente).

También existirán votadores proxy ultra especializados en temas de tecnología, medio ambiente, seguridad, energía o agricultura hidropónica de canábicos (por ejemplo) que puedan dedicarse exclusivamente a esos temas. Obteniendo así votaciones en temas específicos por personas especializadas y no, como ahora, todólogos que más parecen nadólogos y que votan (cada vez peor, además) en bloques que poco tienen que ver con la representatividad que compraron.

Ojo, que no compras el sentido del voto, sino que estás entregando tu proxy para que alguien de tu confianza lo ejerza por ti. Eso obliga al votador proxy a transparencia y al ciudadano a estar informado de las posturas de su votador proxy y a retirar su apoyo inmediatamente que se muestre contrario al sentido de tu voto. También podría entregarse el proxy de manera diferenciada en distintos temas (en una próxima entrada, les platico a qué tuiteros entregaría mis proxies diferidos).

Entonces, me imagino un escenario en que 1500 proxys se registraron para votar la última barrabasada de la extinción de fideicomisos y que durante 3 días dejaron su postura pública por discursos o en tuits, y que los ciudadanos vayan dejando su proxy en un sitio entre Caliente y Twitter y en esos tres días podamos ir viendo cual va a ser la tendencia de la votación y que los votadores proxy puedan ir ajustando, perdiendo y ganando influencia en tiempo real. ¿Se imaginan lo diferente que hubiera sido el resultado?

Obviamente, en un mundo libertario (pude haber dicho universo o ciudad, no se indignen con mis aspiraciones mundiales) seríamos muy cuidadosos de que lo que votamos no se vuelva a votar pasadomañana, que lo que se vota como cambios a nuestro contrato colectivo no vaya dando poder a una cosa que retire el poder de los ciudadanos y se lo regrese a un estado.

Se requiere ciudadanía, tecnología y transparencia. Yo no le veo lado malo.

Pero se vale debatir, que ahorita es sólo una entrada de blog.

——–

Edit: Me recordó un buen camarada de esta charla TED que va por el mismo sentido