Acabo de editar mi bio de wordpress, allí solía decir que soy apartidista y antipartidista. Ahora ya no puedo decir tal cosa porque antes anduve de metiche con los deliberados cuando decían que querían hacer un Wikipartido y ahora busco la formación de un partido nacional de tintes libertarios.
Otro día les cuento cómo es que caí al libertarianismo.
Otro día también les vengo a contar qué pasó en la larga pausa de este nunca bien atendido blog.
Definir una narrativa sería ocioso porque hay mil mejores ejemplos.
Acá el tema es encontrar cual es la mejor forma de comunicar la necesidad de que exista una nueva forma de organización política respresentada en un partido político que logre comunicar las premisas básicas del libertariansimo:
- Respeto a la vida
- Respeto a la propiedad privada
- Respeto a la libertad individual
He aquí mi propuesta:
- La política es demasiado importante para encargársela a los políticos.
Hoy, meterse a la política, en el partido que sea, en el nivel que sea, en la trinchera que sea es meterse a la mierda. Es meterse a un juego que por donde se le vea es perverso con pocas esperanzas de cambiar nada. Crear un partido en estas condiciones es meter un nuevo personaje en una novela ya muy gastada.
¿Entonces cuál puede ser la idea de este esfuerzo?
Que los ciudadanos tomen conciencia y peso en la política. Que cuando se hacen reclamos desde la ciudadanía (sea en un colectivo o sea desde la particularidad) haya manera de encausar las propuestas. Que se hagan públicas y capaces de evolucionar (vivir, cambiar o morir) sin la necesidad del clásico cochupo, del embarre de mano, de la corruptela o de la palanca. Que sea a través de la tecnología que se puedan ir promoviendo y mejorando las propuestas.
Que los políticos, antes de despreciar la política diciendo que «se dejen de politizar los temas», mejor que todos los ciudadanos ejerzan su peso y papel político todo el tiempo. Y eso nos lleva al segundo punto: - Las elecciones son una parte mínima del proceso político y democrático.
De lo local a lo nacional. De lo pequeño a lo grande. Del barrio, al distrito, al municipio, a la región, al estado, a la zona económica al país. Con enfoques distintos y con agendas adecuadas, los ciudadanos deben elegir y ejercer influencia y papeles políticos (en el sentido de empujar agendas de carácter particular y diferenciado en un espectro de interés cmplejo y específico) y democráticos (en el sentido de buscar bases y beneficios amplios y ligados a espacios, sociedades e historias que recorren los muchos Méxicos que forman México).
Que se permita evolucionar a las muchas y distintas voces e irse ajustando todo el tiempo. No sólo en «tiempos electorales». Las voces ciudadanas se deben poder manifestar desde gremios, geografías, influencias, impactos e intereses sin miedo a que se les califique de politiqueros. Con la única consigna de que cada propuesta haga sentido en un grupo amplio y suficientemente representado para que el estado (o el burócrata, dependiendo de su labor de influencia) humildemente haga las labores políticas (ahora sí) necesarias para ir ejerciendo las labores necesarias en su ámbito de influencia encargado.
- Que en esos dos trabajen cada vez menos desde el estado hacia el ciudadano (top to down) y cada vez más desde el ciudadano hasta el estado (down to top) hasta lograr que exista un enjambre de grupos creando un ecosistema ciudadano y politizado que encuentre formas e instituciones sociales (cada vez menos gubernamentales) que representen los intereses cambiantes de una sociedad formada por individuos y tan plural como eso.
Dejo aquí este primer intento y regreso a ocupaciones mundanas.
Discalimer: Este blog no es canal oficial del Partido LIbertario de México y mis opiniones son mías.
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